miércoles, 22 de junio de 2011

Paseo Literario (XIV): san Juan de la Cruz

Durante sus años de estudiante en la Universidad de Salamanca (1564-1568) Juan de Yepes, o fray Juan de Santo Matías, como le llamaban entonces, llevó una vida recogida, de oración y estudio. Residió en el desaparecido convento carmelita ublicado en el Arroyo de Santo Domingo. Estando en Salamanca, conoce a Teresa de Jesús y asume la tarea de reformar la rama masculina de su orden, por lo que será encarcelado. Junto con la santa de Ávila constituye la cima más alta de la mística española. Desde 1952 es patrono de los poetas en lengua española.

[Fuente: Paseo Literario por Salamanca, Consorcio Salamanca 2002]

Almudena Torres, Toño Blázquez, Maribel Domínguez Real, Sofía Montero, Luis Gutiérrez Barrio, Isaura Díaz Figueiredo y Matilde Garzón Ruipérez



Canciones del Alma...
[II]
Poema seleccionado por Almudena Torres


¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
pues ya no eres esquiva,
acaba ya si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.

¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!,
matando muerte en vida la has trocado.

¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido
que estaba oscuro y ciego
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno
cuán delicadamente me enamoras!


A San Juan de la Cruz
Texto original del P.Juan Alberto de los Cármenes, carmelita descalzo (1915-1999)


Maravillosamente dijiste tu ventura.
La Noche y la Alborada te dieron su misterio.
¡Brilló tu Llama Viva y ardió la Noche Oscura,
y todo el universo fue verso en tu salterio!

Maravillosamente supiste la Hermosura;
rendido a su Prodigio te diste en cautiverio;
fue el Toque delicado, la Mano de blandura,
la Llaga regalada, suavísimo el Cauterio.

¡Oh, cómo amaste! ¡El ángel por ti se sonrojara!
¡Y se incendió la Noche con tu palabra clara,
con tu decir divino, con tu versar sapiente!

¡España, que te ofrece las cumbres de su historia,
besó tu lira extraña, donde con fuego y gloria
dijiste tu Ventura maravillosamente!


Tras un amoroso lance
Poema de san Juan de la Cruz seleccionado por Luis Gutiérrez Barrio


Tras de un amoroso lance,
y no de esperanza falto,
volé tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Para que yo alcance diese
a aqueste lance divino,
tanto volar me convino
que de vista me perdiese;
y, con todo, en este trance
en el vuelo quedé falto;
mas el amor fue tan alto,
que le di a la caza alcance.

Cuanto más alto subía
deslumbróseme la vista,
y la más fuerte conquista
en oscuro se hacía;
mas, por ser de amor el lance
di un ciego y oscuro salto,
y fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Cuanto más alto llegaba
de este lance tan subido,
tanto más bajo y rendido
y abatido me hallaba;
dije: ¡No habrá quien alcance!
y abatíme tanto, tanto,
que fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Por una extraña manera
mil vuelos pasé de un vuelo,
porque esperanza del cielo
tanto alcanza cuanto espera;
esperé solo este lance,
y en esperar no fui falto,
pues fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.


Cántico espiritual
Fragmento seleccionado por Isaura Díaz Figueiredo



¿A dónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo Huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.

Pastores, los que fuerdes
allá por las majadas al otero:
si por ventura la vierdes
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.

Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

(Pregunta a las criaturas)

¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado!
Decid si por vosotros ha pasado.

(Respuesta de las criaturas)

Mil gracias derramando
pasó por estos Sotos con presura,
E, yéndolos mirando,
Con sola si figura
vestidos los dejó de su hermosura.


La sensualidad del alma
Poema original de Sofía Montero García



Hiero mi sed
con la piel del sentimiento.
Divina quietud
en el deseo del Amado,
desvela mi mente
en un éxtasis de cielo,
que roba mis sentidos.
Vuelo de aromas,
de amor en llamas
duermen con el alba
en el espejo de un sueño,
silencian la pasión
con un llanto de besos esculpidos.
placer infinito en la quietud del tiempo.


A Juan de la Cruz

Poema original de Maribel Domínguez Real

Dejé de ser
el hueco, de mi hueco,
yo misma, la imperfección,
la envoltura dulce que niega las cosas.

Me falta el silencio, Juan.

Enmudezco.
Susúrrame amor,
El ansia, todo lo alumbra.

Abrupta es la fruta dentro, toco el dolor.

Derrámense los poros en el escarmiento,
y, alójame tú allí, en el extravío del ámbar.

Pendan luego estigmas inertes del alféizar de tu frente en sombra.

Hállese muertos los lirios que no exculpen mi pecado.

Deseo estar a solas, rasgándome, flagelándome, en el centro mismo de todas las zarzas.

Mi pelo está encendido por hallarse júbilo…me arde sofocando brisas
en el bosque solitario de cada llama tuya.

Siembro adviento,
y se aroma mi útero
con plasma de azucena.

En llaga me inclino, Ángelus.

Mi cuerpo cae de mi cuerpo saciado y dulce.
Enferma está la niebla en la alameda,
la urdimbre vegetal que baja por el rostro del amado.

A veces, le perturba el amasijo ingrávido de la luz;
y un huerto íntimo le florece en el aroma.

¡¡Arranca de mi carne este tormento; corazón mío!!

Aparta de mí esta tersura en púrpura, sin pétalos, apenas nada.
La paz profunda del desierto mío. Juan… ¡¡Hágase!!


Poema original de Matilde Garzón Ruipérez inspirado en la obra de san Juan de la Cruz

Y todo se me fue dando
cuando a todo renuncié,
cuando todo lo perdí
de nuevo me lo encontré.
Cuando a Dios posea del todo
la plenitud hallaré,
aprendiendo a gustar todo
en la belleza y bondad
ya siempre libre estaré
nadando en un mar de paz.
Quiero la nada olvidar del todo
y al todo aplicarme toda.


Me fue dada
Texto de Benito González


A través de las sendas oscuras de la temblorosa penumbra he caminado, siglos de búsqueda.
Dejando atrás los hechizos azules de los vientos perversos en los años sin vida.
¡Para llegar a ti, San Juan de la Cruz!
Pero, al fin he alcanzado las cimas blancas de tus manos y en el fondo de tu mirada un nuevo arco iris surge, pleno de belleza.
¡Oh, Poeta! Eres la luz en la lejanía, donde flotan en destellos los deseos puros de los bosques de mi alma.
En su resplandor puedo contemplar los sentidos alegres de tu corazón al hablarme.
¡Poderoso sentimiento en mí, que canta alegre a tu dichosa humildad!
Me fue dada la ternura de tu palabra…en porciones deliciosas.

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