Envía un par de textos de su libro que quiere compartir con nosotros. ¡Gracias, Esther!
Balada del emigrante
No hay baldosas amarillas que pisar cuando te marchas con la licenciatura a otra parte.
No hay clases magistrales que te hagan ver con otra luz el universo conocido.
No hay libros donde esté escrito el consejo que te hará de guía.
No hay cartas en las que ver tu destino.
No hay red social que te explique cómo será tu vida allá.
No hay vuelos de bajo coste que acepten maletas cargadas de sueños.
No hay miedos que puedas soltar como lastre antes de llegar.
No hay guías que puedan indicarte los lugares que serán más importantes.
No hay consuelo que se lleve la morriña de tu tierra los días grises ni la melancolía de las tardes soleadas.
No hay precio que poner a las emociones que te acompañarán pero tampoco hay dudas sobre las personas que compartirán contigo un trozo del camino.
Mayo de 2011
Cansados del despotismo ilustrado, del “todo para el pueblo pero sin el pueblo”, el pueblo decidió que no compartiría más su pan con cierta clase de chorizos. Se sentaron a esperar que los culpables subieran al patíbulo en orden para pasar por la guillotina hasta que el listo de turno gritó eso de: ¡Esta película ya la he visto en París!
Además, Esther adjunta unas fotos de la lectura que tuvo lugar durante el Opening Studio del jueves 26 de mayo en CAMAC al cumplirse un mes de la beca de escritura.
1 comentario:
Grande Esther... las baldosas amarillas están felices de sentir y admirar tus pisadas y pasadas...
Graciela
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