El 1 de diciembre de 2010 visitamos la exposición del artista alemán Julian Rosenfeldt en el DA2. Fue un recorrido por sus trabajos de video, cine y fotografía que de-construyen las narrativas del cine, la pintura o la historia del arte en general, planteando nuevas ralaciones espaciales y sensoriales con el espectador y obligándole a reconsiderar sus dispositivos de percepción audiovisual.
Estos son algunos de los textos creados tras la visita:
La nave de los locos de Julian Rosefeldt, por Montserrat Villar
Te dibujé entre la bruma
y los lobos envidiaron tu cuerpo,
rodearon tu cintura
y me alejaron de tu rostro.
Apareció un río
bañado de luna llena y de silencio.
Quise, en ese instante, bañar mi cuerpo
en el líquido de tu voz.
El águila que sostenía en mi memoria
arrancó mi camisa
tatuando sus alas en mi espalda.
Te alzaste, entonces,
magia y espesura de niebla,
descubriendo quién era yo,
de dónde venía:
negación de la vida, fiero dolor.
Y me bañé pensando en tus lágrimas,
se diluyeron las alas y regresé a tu árbol.
Descubrí que todo había desaparecido,
descubrí, en esa depredadora noche,
que ni tú ni yo éramos ciertos,
bajo un foco, mil ojos,
y este mundo de sueños que lo son.
The Soundmaker's Chest, por Mª Victoria Díaz Santiago
Failure. Failure. Failure… Failure. Day five. Sisyphus is in his apartment trying to work out the secret geometry of chance. His cigarette burns slowly in the half empty apartment surrounded by toilet paper. The only window is in the bathroom and he has to live with that electric light on and on, and on, and on. A never ending story in a lonely planet. Bollywood. India. Chaos. Folklore. Spirituality. Internet Cafes. Backpackers disappearing in a cloud of curry. Sisyphus´s hand is holding the cigarette. The butt falls onto the carpet. The red chair is holding his leather jacket. His body is holding his nice and clean red shirt opposite the chest of drawers.
It’s dinner time. The loudspeakers are making sound with the pans and sockets. Baskets. Sweetcorn smashed on the carpet. The mop rests on a grey Mandala that can’t fit in the mattress. Nobody is waiting in the room next door. He’s waiting for the opening to get control of the situation. The torch has no power for the American night and the lonely rider is filling the ashtray of his life not coming home again. The Venus is waiting on a table dressed up with rests of snacks attracted by the gravity of a woman’s body. The lonely Sisyphus stands on a bridge over the river in a big city. His parents are gone. Life doesn’t matter anymore when he goes for something sublime, when he tidies himself up like a chest of drawers inside a drawer left on the floor, in his “blues” corner of paradise. “Pink doesn’t fit you, mate”.
La mirada del caballo, por Toño Blázquez
Es la bocana de un puerto humilde, compungido artificio de obediencia.
Para viajar alado a la impronta mordedura de los cielos, tienes, caballo,
una rara presencia de emperador, de osamenta afortunada y luz de loto.
Ves tranquilo a los dioses desayunando fronteras y picachos,
rompiendo con sus fauces la literalidad de la naturaleza, del concepto.
Llueve toda tu mansedumbre de siglos en esas frondosas crestas
de alabastro presentido y acomoda una coz en la vieja estructura
abandonada del tiempo que se yergue y la distancia que circunvalas.
Cadáveres y esfinges que tu cowboy desarma, espuma descuartizada
y veneros de esquirlas, sangres de luchas y sucumbidos paraísos.
Mira mis atunes locos en el pulso tiznoso del tiempo y engulle, engulle
en tu fugaz tránsito la amplia y traidora textura de las horas idas.
Es la tenaza de tu hombre encima la maldad que llevas,
la hipocondria que dibuja sarna y muerte en la espuela de odio
que te busca y te acorrala y arteramente siega sin duelo tu barriga.
Mira la paz y el azul de ternura que en su silbar el águila domina;
vuelve la derrotada uva de tu mirar sereno al cancionero de grises,
a la torpe rendición de la luz que va perdiendo, en agridulce rima, la poesía.
Y, finalmente, équido de efluvios y fotógrafo, dame un sarmiento, un buril,
una cuarta parte de tu poder alado para traer a mi cuna tanta primavera.
The Shift, por José M. García
Dejo a Stanley Kubrick en la televisión, con Espartaco luchando por la liberación de los gladiadores romanos, y me lo tropiezo-encuentro-reencuentro en el DA2, veintidós siglos y tres kilómetros después. Kubrick, Tarkovsky y mi soledad frente a la inmensidad de cuatro pantallas de CinemaScope.
Lucha por la capacidad de decidir con su propio cerebro en el siglo I a. C., y, veintidós siglos después: esclavo/ordenador→ hombre; creación humana. Hombres jugando a ser dioses con sus congéneres. Hombres desbordados por sus creaciones. Magia de la reinterpretación. Túneles que conducen a otros túneles, que nos hacen entrar en aceleración hasta desnaturalizarnos en la ceguera del blanco puro. Nieve blanca con hendiduras que la humanizan.
Un solo de trompa me inquieta y me hace sentir esperanza; esperanza en medio de las máquinas y los colores agresivos, ominosos/delicuescentes. Solo de trompa para una soledad habitada. El hombre deshabitado albertiano se precipita en receptáculos de luz cosmogónica que nos devuelven a la Tierra y sus creaciones.
Siglos de lucha, de esperanza y de luz en pantalla múltiple, inasible, superior, energizante y absorbente como un agujero negro/blanco. Cadencia/obstinato. Repetición. Luz en el alma y en los corazones. No es posible la mentira ante la cámara, pues no se puede construir la verdad si no es a base de mentiras. Ciclos. Soledad. Esperanza. Luz. Grandiosidad al mínimo detalle; detalles grandiosos. Jugamos a ver qué hay más allá del túnel, pero la respuesta está en nosotros mismos.
Caminos de la imagen, por Sofía Montero García
para sentir el viento.
Anochece
con el silencio en las manos,
con la llama de un sueño.
Réquiem de voces
deshoja melodías en el aire.
Mientras,
la imagen de una espera
se pierde con el tacto.
Congelo la mirada en otra piel,
luz de un blanco mar
en libertad infinita.
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