martes, 17 de mayo de 2011

Fantasías animadas










El 5 de mayo de 2010 Javier Panera nos guió por la exposición colectiva Merrie Melodies (y otras 13 maneras de entender el dibujo).
Partiendo de la doble premisa de trabajar con animaciones y contar historias, esta exposición colectiva reunió una serie de trabajos que abordaban iconográficamente el subconsciente.

Estas son algunas de las creaciones de los miembros de SLC tras la visita:


ABABOL, por Gloria S. de Castro

Me cuesta escribir
De terrores infantiles,
De sombras animadas,
De Alicia y el conejo,
De aquel pasado
Con olor a telarañas.

Soy parte del presente,
ni un esbozo
Bajo la nieve,
Ni esa carencia de humor,
Ni la muerte albina,
Tampoco el vértigo
De entrar en ti,
Encuarnada,
Me despejan
Me evaden de estos aposentos.

Soy un lápiz azul
Que pinta el aire
De mañanas.


Dibujos animados de ayer y hoy, por Benito González

Imágenes animadas se elevan en el DA2 como el agua clara sobre el manantial que la deja fluir.
Los ojos de los humanos derraman pensamientos de horrendas cosechas y sombras quemadas en las alas negras del tiempo.
Pero mis años perdidos en el fugitivo intento de llegar a tu fantasía, son los más grandes de mi vida, los más intensos, plenos de ilusión, noche y día.
No quiero perder, en mi visión de enamorado, el poema marchito que aún no te he escrito.
No quiero dejar en el olvido lo que ahora parece hablar de lo que yo ayer ya he vivido.
Tus secuencias son alabanza en mi memoria, tu imaginación en mi deseo larga gloria, tu dibujo enclaustró mi alma eternamente, de mi niñez bella historia.
Quiero volver a mirarte desde la puerta desnuda del camino.
Y aun cuando no te vea, puedas encender el candil de nuestra infancia atrapada en ti, para que su luz mantenga en los fotogramas en movimiento la esperanza eterna de encontrar mi sonrisa.
Los días se elevan en el DA2 como el agua clara sobre el manantial que me lleva a ti, fantasías animadas de ayer pero jamás de hoy.


Poema de Luz Mercedes Orrego Morales

Un mundo deshabitado
Por las sombras,
La necesidad de volver
Al inicio,
La gravedad de las alas,
La culpa.


Merrie Melodies, por Montserrat Villar


Quiero escribir esta vida de nuevo:
sentarme en el centro de este cuarto que me observa,
sentirme abrazado por el color ocre y azul que cubre
las cuatro paredes que silencian mi destino.

Quiero escribir esta vida de nuevo:
ocultar la evidencia que pende de estos clavos,
olvidar esos minúsculos y acechantes cuadros
que recuerdan la vil infancia que he vivido.

Sentarme, sentirme, ocultar, olvidar...

Quiero descolgar esas verdades:
olvidar que ha existido este infernal invierno,
ocultar que he muerto bajo este techo,
recordar que quiero seguir viviendo.

Quiero descolgar esas verdades:
sentirme ausente de esta procaz presencia,
sentarme, inocente, a esperar la siesta
silenciando el miedo a despertar esa absurda vehemencia.


Qué hay de nuevo... por Mª Victoria Díaz Santiago


Pietr.

E intentó hablar su lenguaje. Miles de voces al unísono tratan de romper el hielo. Bunny produce sonidos de entre las voces. Es lo único que le recuerda a la verdad de guerra fría rodeado de las aves negras del hielo y sus melodías. Los monos del Ártico son hombres negros y mujeres que van también de negro, una especia extraña, no descubierta aún o en peligro de extinción, de corazones encarnados rompiendo su propia superficie de corazón escarchado. Bunny afina suvoz cálida de frío de témpano al sol helado latiendo a ciento sesenta pulsaciones bajo cero. Su origen humano es una especie en proceso de congelación. El espejo se hace añicos. El tren se detiene en la estación. Desde su asiento, Bunny no apartaba los ojos de la ventanilla.

Ingrid.

He tried to speak their language somehow. An orchestra of thousands of voices was trying to break the ice. Bunny starts to produce sounds from within those voices. That is the only cold war memory he has of the truth while being surrounded by Arctic blackbirds and their singing. The Arctic monkeys are a throng of men and women in black, a strange kind of specie not yet discovered but endangered perhaps. Crimson hearts in the process of breaking their own icy surface in the freezing cold, shape Bunny's gentle tone of voice. It is beating a hundred and sixty times per minute, under a chilled sun minus zero. He belongs to a new kind of specie in danger of freezing. The mirror gets shattered. The train gets to the next stop. In his seat. Bunny cannot take his eyes off the window.


En el perfil de las sombras, por Sofía Montero García

[Merrie Melodies. Fernando G. Instalación CRISÁLIDAS. Sala 7]

Espectáculo de luz en el sonido de la noche
focaliza las miradas.
Siluetas vigilantes del espacio
actúan entre los muros.
Acrílico de sueños
proyecta su expresión
atrapado por la imagen.
Presencia y ausencia,
pincel de sombras,
despiertan la quietud,
con trazos de cuerpo intermitente.

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En la visita, a algunos miembros les llamaron la atención obras que pertenecían a otra interesante exposición colectiva del DA2: Arctic Hysteria.


Una liebre iluminando al mundo, por Josefa Sánchez Sousa

[Obra de Pekka Jylhä: http://www.pekkajylha.fi/index2.html]











María do Ceo, cansada, se sienta en su confortable butaca. Como buena observadora -y entre bostezos- dice: ―Cómo está el mundo: umbroso, feo, asfixiante. Qué sue-ño-. Un cabezazo y Morfeo la abraza, desconsiderado:

―Mira dónde se posaron los cuervos, negros, antipáticos… Pero resultan, tienen movimiento.

―Corro, corro, corro mucho. ¿Dónde voy con tanta prisa? Sin meta, a oscuras. Sí, voy en busca de luz por bosques tenebrosos. Piso enloquecida por huellas ya marcadas.

―Qué frío tengo. Claro, ya estoy entrando en los ventisqueros… Me pondré el abrigo de “La Madre Tierra” que me regala Anne Rapinoja y también el sombrero… ¡Son una maravilla! Los zapatos, preciosos, no; tienen mucho tacón y yo corro mucho por la nieve que tiene luz… No, no tiene luz. Es una liebre iluminando al mundo con una lamparita. ¡Qué pena! Una liebre iluminando al mundo por nuestra incapacidad.

El ruido infernal de esas máquinas me ha despertado de este sueño tan raro buscando la belleza y la luz que sólo TÚ proyectas.


La histeria, la ártico, en fin... , por Lorena Escudero

La histeria.
La histeria es la histeria.
La histeria no es una enfermedad ni es locura.
Locura no es lo que te arroja desnudo al frío.
Frío es lo que se lleva, ardiendo, dentro.
Dentro aparece esa punción.
Punción constante, una cuenta atrás.
Atrás dejas solo cenizas.
Porque te quemas.

Todo helado blancor, toda sombra te transforma en una botella de combustible sin que te des cuenta. Y la punción es la chispa.
Puede que comiences a gritar. Quizá una mañana, delante del espejo, grites. Esperas -creo- que ese grito saque toda la histeria, que el espejo salte en pedazos, que se rompan las ventanas, las macetas, los platos, las paredes, que revienten tus pulmones. Eso habría sido tal vez el fin de la histeria. Pero el espejo sigue intacto. Y la punción también.
Así que sales afuera, no importa el frío, no importa el blanco, no importa. Sales y corres, gritas, caes, huyes, golpeas, caes, dibujas, cantas a gritos, corres, caes, gritas, arrojas, aturdes, corres, quemas, gritas, golpeas, quemas, caes, quemas, gritas.
Hay que destruir algo, a ti, reducirte a cenizas, del todo. Y luego nada.
Después de la histeria no hay nada, el inicio del ciclo. La botella de combustible comienza a llenarse otra vez, la punción duerme.

Como el Ave Fénix
pero sin poesía ni gloria.



Libertad, Igualdad, Fraternidad











El 14 de abril de 2010 visitamos la exposición permanente sobre la masonería que se encuentra en el Centro Documental de la Memoria Histórica. Un audiovisual, más de un centener de piezas extraídas del fondo documental, bibliográfico e iconográfico del Archivo del Centro y una visita a la recreación de una logia masónica inspiraron los siguientes textos:


Retratos para el recuerdo, por Blanca González Prieto

["Retratos desde la celda", exposición Archivo CDMH]


Cayó una espesa bruma sobre la memoria.
El ideal mató los ojos de los ángeles,
y el llanto rompió el silencio de una noche mansa.
Desde aquí escucho el mar,
sus lenguas babosas rebotan
en los costados de esta barca efímera.
Yo vi cómo la metralla se comía
la inmensidad de una palabra,
y su ala se deshacía al calor de su aliento.

Los portones acerados,
se empeñan en maniatarse a los muros,
tan solo un párpado de luz
se cose
a la sonrisa de tus labios,
a la serenidad de tus ojos
a esa presencia tuya que puedo ver tu último retrato.


Black Death, por Mª Victoria Díaz Santiago

[Carta a Nicomedes Ortega, 1935]


Bien había pensado en retirarme. Ya dice el dicho que la curiosidad mató al gato. No obstante, esa misma curiosidad me atraía como el compás a la escuadra y la mortaja a la calavera, como una mano justiciera que estuviera en posesión del conocimiento más absoluto, de la piedra sin pulir, del germen de la esperanza, de la caridad y de la fe. Nosce fe ipsum. La muerte negra.
Todo me daba vueltas. Anatemas se escapaban a borbotones de la vasija de barro. Las máscaras negras horadan los pasados albores del siglo XX. Había perdido la noción del tiempo tan solo marcado por el reloj de arena que no marcaba nada, porque era como si el tiempo se hubiera detenido en aquella antesala. La ambición, la ignorancia, la hipocresía eran una forma de libertad condicional que hacía advertir como más fácil la facultad de censurar que la de obrar. El caballero sabía que sería el fin de todo poder terrenal y profanación. Me encontré cara a cara con el difunto amortajado. A la gloria del gran arquitecto del universo me postraba yo, cual albañil, con la cabeza gacha.



Símbolos de la memoria, por Sofía Montero García

[Una mirada a la masonería. Símbolos: Banda de Maestro, grado 3º]


Amo el dorado de las formas
con el recuerdo perdido en el silencio.
Alboroto de huellas estampadas
destrozan la paz de mi palabra,
mueren en un símbolo de ideas,
en el latir de mi memoria,
en la quietud del cristal
que adorna los objetos del deseo,
en la huella de un recuerdo
congelado en el tiempo.


La Masonería, por Isaura Díaz Figueiredo


Todo rezuma misterio, inquietud en la gran Sala, algo desconocido se abre ante mí... "LA MASONERÍA”

Llamo a mi duende, ese que me quita de las grandes dudas, vive escondido en mi alma.

-¡Misterioso duende, háblame de esta parte del Museo, que tanto dolor ha causado, a la vez que tanto desconocimiento hay sobre lo que aquí se encuentra!

Si su lema es "Libertad, Igualdad, Fraternidad"… no debe ser malo. Entonces, ¿por qué han sido perseguidos desde su fundación en 1730 por el Papa Inocencio III cuando se fundan las Logias, y la Iglesia Católica no duda en decir de ellos palabras tan duras como "Son como ladrones que irrumpen en la casa y también zorros que se esfuerzan por destruir tus viñas”? Oigo una voz fuerte, poderosa:

Artículo 12, sea aplicado con todo rigor.

Veo a un hombre de apariencia rica, aunque sus vestidos estén deteriorados por duras penas de cárcel; no se encoge, ni intimida ante aquella voz segura.

Él parece saber el motivo por el que ha sido acusado; cabeza alta, brazos presos a su espalda, sangre en las muñecas... poco importan, muestra seguridad y firmeza en cada gesto, con su mirada fija en la de su acusador.

Contesta con pausa a cada pregunta que se formula:

-Estado civil…casado
-Cargo actual...médico
-Lugar donde ingresó en la Masonería…Tengo la impresión que aquí duda antes de contestar; no obstante, bien dispuesto, bien disciplinado, responde. Barcelona
-Nombre simbólico que tenía dentro de la Logia….Rousel
-Jefes a los que estaba subordinado…a Dios y a la Patria
-Talleres…todos los que sirven para hacer bien al hermano
-Reuniones…las necesarias
-Cargos…un hermano más
-Razones por la que entró en la masonería…por Amor y Justicia
-Qué información nos puede dar sobre sus compañeros… No tengo compañeros, somos hermanos, nuestra sangre es una

No oí más, mi duende se ocultó en algún lugar secreto, posiblemente para escuchar la voz apagada, casi ininteligible, del General Franco, que, agitando su mano temblorosa, saluda desde el balcón del Palacio Real a la multitud que se congrega en la Plaza de Oriente.

Todas las protestas habidas contra España obedecen a una conspiración masónica izquierdista”…

Nada más pude entender. Seguro que no hubo duende, ni voces, era solamente mi imaginación jugándome una mala pasada, precisamente dentro del Museo de la Memoria Histórica. Así fui otra vez adolescente, rebelde, pude volver a escuchar, por última vez, la voz del General Franco, 55 días antes de su fallecimiento.

Me asalta la duda de saber cuántas personas, de las miles que abarrotaban la Plaza de Oriente, sabían algo sobre la masonería… Un ruido difícil de explicar, quizá páginas de libros abriéndose a toda prisa, o quizá cerrándose, no sé... A lo mejor los espíritus de aquellos nombres escondidos entre legajos y que yo, intrépida de mí, había querido despertar de su largo sueño.